lunes, 19 de septiembre de 2011

¿Neonazis en Bogotá?


Un reportaje del medio alemán, Deutsche Welle, expone con preocupación la existencia de los comúnmente llamados ‘skinheads’ y sus ideales sociales que afectan la diversidad racial y sexuales de ciudades latinoamericanas como Bogotá.
Los "cabezas rapadas" siembran violencia en varios países latinoamericanos. Mujeres teñidas de rubio y hombres rapados y con esvásticas marchan por las calles de Bogotá. La “Tercera Fuerza” no se diferencia de otros grupos de neonazis que surgen en varios países de América del Sur.
Los “cabezas rapadas” de Bogotá son autores de ataques violentos en varias ciudades colombianas y se declaran antisemitas militantes. Para combatirlos, el Parlamento colombiano dio, a fines de agosto, el primer paso hacia un proyecto de ley contra la discriminación y la promoción de doctrinas que propicien el genocidio, gracias a la cual la actividad de los neonazis se enmarca la ilegalidad.
La revista “Semana” filmó uno de los encuentros de la organización neonazi a fines de abril en un hotel del centro de Bogotá. No faltaron los retratos de Adolf Hitler, las esvásticas y una bandera que intentaba imitar a un estandarte de las SS, colocada decorativamente sobre una calavera, con la inscripción “Mi honor es la fidelidad”. En la reunión se proyectaron películas sobre la Segunda Guerra Mundial y se conmemoró a los camaradas caídos al grito de “¡Sieg Heil!”.

ODIO ANTISEMITA Y A HOMOSEXUALES
“Los que une a los skinheads y a los neonazis es su odio, basado en teorías conspirativas, a los judíos, a los comunistas, a los homosexuales y a personas que tiene un color de piel un poco más oscura de lo que la tiene el común de los latinoamericanos”, señala el director del Centro Simón Wiesenthal en Buenos Aires.
Pero el racismo, latente o manifiesto, es un problema que afecta también a las capas medias de la población de algunos países de América del Sur. Sergio Widder no cree, sin embargo, que esto tenga que ver con los antiguos nazis alemanes que emigraron a Argentina luego de finalizada la II Guerra Mundial. “Creo, sí, que los neonazis de Sudamérica tratan de formar parte de esa tradición, pero no creo que los antiguos nazis hubiesen estado dispuestos a aceptarlos”, ironiza Widder.

Tomado de TERRA

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